Trágico e inesperado final para Werther...
Según la naturaleza (propia del romanticismo) iba empeorando, a la par lo iba haciendo el estado de ánimo de nuestro protagonista. Todo empieza c0n un hermoso día de primavera, de mayo concretamente, y termina con lluvias, fuertes tormentas...y un terrible final.
Werther estaba convencido de que el suicidio era su única salida, puesto que intentó cambiar de vida alejándose de Lotte, aunque sin mucho éxito.
Su regreso a Wahlheim le proporcionaba dos alternativas, la primera y casi imposible, fue que el amor que sentía por Lotte fuera correspondido y la segunda, que era la más probable es que ella siguiera con su marido y por tanto, viera como única salida la muerte.
Antes de morir no quería dejar ningún cabo suelto, por ello organizó todo minuciosamente: pagó sus deudas por adelantado, pidió a su criado que otorgara a los menos privilegiados sus habituales limosnas, escribió varias cartas de despedida, para Lotte, Albert y Wilhelm, entre otros...
Pero antes de que pusiera fin a su mísera vida, debía despedirse de Lotte. Como tenía por costumbre fue a su casa; allí sucedieron una serie de hechos, pero a destacar fue el beso que hizo recobrar el aliento durante unos segundos a Werther.
Al regresar a su casa y a imitación de la última cena, tomó vino y pan; y se vistió con el frac azul y su chaleco amarillo (tendencia que muchos jóvenes siguieron después de leerse este libro, muchos se suicidaron vestidos de ese modo).
Werther pasó a mejor vida, con un tiro limpio en su cabeza, con una pistola prestada por Albert. Lotte se sintió culpable de la muerte de su amigo, puesto que ella era la responsable de haberle llevado hasta la locura y por haberle facilitado el arma que determinó su triste final.
De este modo, Werther terminó con su sufrimiento; no murió con pena y desdén, sino con la alegría de que en mejor vida podría compartir todo el tiempo del mundo con Lotte.
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